martes, 11 de febrero de 2014

Me tatuaría en el corazón,
el tacto de mis dedos
por tus labios.
En cada latido, vertería
esa tinta de lágrimas
desoladas, por todos
y cada unos
de mis rincones perdidos.
Seguiría intacto el dolor,
aunque no sé
si esas lágrimas cambiarían de color
al tener la esencia de tu cuerpo,
grabada en algo más
que en mi cerebro.

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