Quiero torcer las líneas de mis manos
para pasearme de puntillas
sobre la cuerda floja de tus clavículas.
Caer a los abismos de tus hombros
y romper mis intentos con tus ganas.
Que sea la suerte quien decida por mí,
que el destino lleva tu nombre y
lo tengo compartiendo sueños
en las tormentas de tus pestañas.
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