domingo, 26 de julio de 2015

Precipitaciones

Desde el primer momento supiste
que no había dentro de mí
un sólo rincón que no estuviera vacío,
porque en realidad
todo estaba tan lleno de nada
que hasta se podía tocar.
No te hizo falta preguntar sobre
esos miedos que nunca quise contar,
porque con sólo mirarme
podías crujirme el alma y la voz,
el corazón y las dudas.

Tampoco te importó
aprender a amar mis ruinas para
enseñarme desde tus alas
todo lo que siempre intenté decir
y nunca fui capaz a penas de sentir.

Porque sólo alguien con el alma entre las manos podría hacer de mis cicatrices la poesía que hoy me hace vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario