domingo, 19 de junio de 2016

Imagina que ya no te imagino, que ahora ya te miro

Nunca imaginé que la banda sonora de mi vida sería una carcajada eterna que sustituiría las migrañas por te quieros, un silencio único que gritase sentimientos, que regalase flores al pestañear y supiese que llevo seis vidas esperando morir contigo en la séptima.
Estoy tan segura de llevarte buscando tantas vidas, como versos se me escapan de los dedos al mirarte.
Nunca imaginé que pudiese vomitar con palabras todo lo que una montaña rusa mental puede provocar, aun sabiendo que he vivido siempre dependiendo de insomnios que dudaban de mis versos, y de heridas que me recordaban ser real.
Nunca imaginé que serías la puerta que siempre permanece abierta para escapar de ningún sitio, sólo de mí misma.
Soñaba con que tuvieras forma de libro viejo, lleno de historias que contar, lleno de vida y de un olor que trae recuerdos a cualquier persona que se llevase esperando ante el espejo de su alma.
Soñaba cada día con que ya te conociese, que estuvieras delante de mi y yo no me hubiese dado cuenta porque estaba ocupada idolatrando unas manos que me curarían por dentro tanto como por fuera.
Soñaba con que tu me imaginases a mí, con las mismas ansias que yo te dibujaba a ti en mi mente.

Dejé abiertos mis cuadernos cada noche para cerrar los ojos,
crucé los dedos con la fuerza de quien ya conoce el futuro,
pero se queda con el presente, con el camino, con las cosquillas.

Imaginaba que ibas a ser capaz de mirarme mientras dormías, que nunca ibas a pestañear para que yo pudiese quedarme a vivir entre tus párpados y que no hubiese tictac que despidiese tus manías de mi pelo, y mi necesidad de tus abrazos.
Imaginaba que tendrías la paz de todas las guerras que han conocido el amor, pero siempre olvidan el amor a uno mismo.
Imaginaba que algún día, te dejaría de imaginar porque ya te habría hecho realidad, porque tus ojos superarían cualquier poema que hablase de tu mirada
y porque tu risa sustituiría a los suspiros que guardé por si querías convertirlos en esa forma cariñosa a la que hoy respondo cuando me llamas.
Imaginaba que realmente el amor no podría tener tu nombre, porque acabarías destruyendo aquellos mitos sobre la perfección, esos que hasta ahora no te conocían y juraban que no existías.

Soñé durante toda mi vida que llegabas con complejo de salvavidas para desnudarme los miedos, para deshacerme de esta piel, para enseñarme a amar mis cicatrices, esas que representan un verso inacabado, un pétalo del rosal de mi mente y un vacío lleno de ganas.

Imaginaba que me leería después de años, tratando de buscarte en mis insomnios, encontrándote entre poemas inacabados que sólo sintiéndote respirar en mi oído he sido capaz de terminar.
Imaginaba que serías el "hoy ha sido un día perfecto" de todas y cada una de mis buenas noches, esas que hoy, sin dejar de admirarte en silencio, comparto contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario