viernes, 16 de mayo de 2014

Mi segundo de bachillerato

Probablemente hoy sea un día triste para algunas personas, muy feliz para otras y por otro lado un día indiferente para quienes sabemos dónde está el límite de nuestras preocupaciones ya que hay millones de cosas más importantes que preocuparnos por la incomprensión de personas que duermen tranquilas tratando de quitarnos a nosotros el sueño . Es cierto que para los que saben de lo que hablo, el único objetivo actualmente es aspirar a la máxima calificación posible, y personalmente me incluyo, cómo no, sentirse realizado y orgulloso es una sensación increíble.

Pero pensando en las palabras de quienes nos evalúan recuerdo algunas como..."sois jóvenes, no hay límite para vuestra capacidad de aprendizaje, vuestra única meta es obtener beneficios tras dedicar muchísimo tiempo estudiando" y bla, bla, bla.. ¿Os paráis a pensar cuando respiramos? Hablo de respirar para coger impulso y seguir, no de respirar durante 3 horas en el sofá, porque aunque seamos jóvenes somos personas, y personas que necesitamos más que nadie un voto de confianza por parte de aquellos que dicen ser profesores. Parece que no saben que hay mucho más detrás de esos ojos que leen apuntes, detrás de unos codos secos que después de tardes y tardes ya han perdido hasta la sensibilidad, pero desgraciadamente el sistema educativo califica todo nuestro esfuerzo con un número, y en ese número no se refleja nuestro llanto, nuestros dolores de estómago, nuestra perdida de peso, nuestros dolores de cabezas, nuestras tardes de dedicación que pocas veces son recompensadas, y por ahora con el sistema poco se puede hacer pero...¿Que está pasando con los profesores con los que tratamos día a día? ¿Pretenden esos que dicen tener vocación que seamos máquinas literalmente y que olvidemos nuestra condición de seres humanos? Piden y piden cada vez más de nosotros centrando el problema de los suspensos en nuestra irresponsabilidad, en la indiferencia hacia los estudios, en nosotros. Y el problema no es solo nuestro, el problema va a medias, entre los profesores y los alumnos, pero lamentablemente al final todo se resume en lágrimas por nuestra parte e indiferencia por parte de ellos, ya que como dicen "yo ya tengo la carrera". Es triste que personas como yo pensemos que sois unos incompetentes profesionalmente con una falta de empatía impresionante. Fuisteis alumnos, ¿dónde está vuestra comprensión?

No hay comentarios:

Publicar un comentario