sábado, 17 de mayo de 2014

Apagar el sol

Con el sabor de una noche olvidada
y un último suspiro
toqué un paladar
que escondía estrellas en el
más cálido aliento.
Olvidados quedaron los caminos
entre los dedos
que desenlazaron mi destino;
de arbustos me cansé
por no haber sabido encontrar
la ironía en un tacto débil.
Su mirada perdida me era inútil
buscaba entre sombras,
direcciones ocultas
en cada lunar de mi espalda.
De piedra me vestí,
y me arropé con
el sonido de un susurro
que no sonaba más que en mi cuello.
Encontré un límite oculto en
las pesadillas de mi insomnio
al no poder mantener viva mi esperanza;
los sueños se olvidaron
de las espinas de mis párpados
y volví a contar estrellas
entre ajenos despertares
que me robaron la conciencia.


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