domingo, 8 de junio de 2014

Después del cinco

Lo reconfortante de tener que mudar
mis muebles mentales es que 
hay puertas que seguirán estando 
en algún lado de tu mente,
y que siempre podré utilizarlas
como salida de emergencia
ante situaciones que incluso 
me aten sin cadenas a cualquier lugar
al que no haya pertenecido nunca.

Lo malo es que de las puertas
derivan los portazos y
no hay llaves suficientes en el mundo
para dejar entreabiertas 
las puertas de lo que nadie imagina
que puede ser de todo menos del paraíso.

Entre cientos de iguales pesadillas yo 
dejé intacta la ventana transparente
que cambiaba de sitio 
cada vez que mis insomnios me desvelaban.

Puede que hoy haya resuelto mi duda de 
por qué aun con la luz encendida 
no puedo encontrar salida alguna 
si no tengo la certeza de que 
a la mañana siguiente 
encontraré de nuevo desordenado mi orden. 


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