sábado, 9 de enero de 2016

A ti, a mis alas

Llegaste con tanto complejo de salvavidas
que lo único que me importó después de asomarme
al abismo de tu alma,
fue la profundidad de los mares de tus ojos,
la fuerza del eco de tu risa
y la paz de tus manos llenas de historias.

Me regalaste
decenas de constelaciones escondidas en tu espalda,
caricias que desgarran mientras sanan, mientras calan;
y cicatrices llenas de tinta
entre cuadernos llenos de vida,
llenos de ti.

Has retado a mi equilibrio para demostrarme
que nunca habrá límite al volar,
porque siempre estarás tú
para coserme las alas al alma.
Has besado cada lágrima,
cada espina,
cada logro,
cada llanto,
cada verso,
cada intento,
cada miedo,
los domingos
que aún me alejan.

Pero hoy, vuelo tan alto contigo que no hay cielos suficientes capaces de crear andenes que no sean en mi espalda para que viaje tu boca.

-A ti, a mis alas, a mi pulso, a mis ganas. Por enseñarme tantas formas de decir te quiero, por recordarme por qué nací hecha de versos.-

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