Hoy me siento todos los viernes deseados
por almas deseantes,
Todos los pasos que se pierden y
no encuentran nada,
Las vueltas al principio y
los comienzos al final.
Soy todas las veces que intentas gritar,
por si te oigo mientras rompo mis oídos
sin escuchar esas voces que se apagan
porque no me encuentran viva entre las tuyas,
La tinta que se acaba porque ya no tiene nada,
que contar.
Soy todas las letras que no escribes,
las canciones que nadie susurra y
las respuestas que todos me dan
porque no existen preguntas.
Supe encontrarme al buscarte,
al repartir mis tactos por cielos opacos,
al abandonar las líneas que no reconocen
los instintos que he prestado a cada punto olvidado,
de la historia de tu piel bajo las sábanas
de mis quietudes.
Supe rendirle cuentas a las cartas que volaban
sin la dirección del mapa de tus huesos,
buscando la brújula de tus lunares.
Resucita en mi la primera madrugada de tus manos,
y se dirigen mis versos a tus dedos
cada vez que tu piel roza la mía
dejando la huella que hoy me hace persona.
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